martes, junio 05, 2007

"ATREVIMIENTO"

"Quiero hacerle el amor a tus ojos todos los días,
engatuzarme con ellos, jugar a las escondidillas,
curiosear,comprender que miran,acariciarlos,apretarlos,tomarlos,beberlos y finalmente ponerlos en su lugar.

Quiero robarte esos carnosos labios, sostenerlos entre mis dedos, mojarlos,deshacerlos, dibujarlos,volverlos a dibujar, besarlos lenta y apasionadamente y sólo entonces, devolvértelos.

Quiero sentir tus manos, imaginar su peso,morder sus uñas, adivinar su tacto, su calor, envolvérmelas para regalo y con un beso regresártelas.

Quisiera sentirme inspirada, poder escribirte un poema, pero eso sería atreverme demasiado y eso, eso no podría..."

ANDREA

jueves, agosto 24, 2006

"SILENCIOS REGIOS"


Hay palabras que es mejor no decir, pues guardadas detrás de los labios rebotan, se pasean por todo el cuerpo y se esconden en el corazón...ahí se alojan hasta que encuentran el oído adecuado que las comprenda y que les permita salir para confundirse, entremezclarse con el tan deseado aire y entonces en una burbuja perfecta por fin... estallar.

ANDREA

sábado, julio 22, 2006

" BON APPÉTIT !!"




Quien me conoce sabe, que nunca hago algo a la fuerza. Y que como buena tauro, soy muy terca. Una de las cosas que hago por el mero placer de hacer, es cocinar. Lo disfruto muchísimo, me pone de buen humor incluso me relaja, sobre todo cuando lo hago para la gente que quiero.

Desde el ir al supermercado y elegir minuciosamente cada ingrediente, planear una cena, preparar cada uno de los platos, ir percibiendo los aromas e ir jugando con las especies, poner una música suave y quizá hasta tomarse una copa de vino mientras se espera que esté listo todo. Al final, preparar una mesa y decorarla con algún arreglo floral ad- hoc, combinar los colores de la vajilla e iluminar con velas y luces tenues, ubicar en donde se sentará cada invitado, etc.

Siempre pensé que cocinar era algo similar a hacer el amor, pues nadie te enseña a hacerlo es algo instintivo y natural, sólo basta dejarse llevar por los sentidos para dar y recibir placer. Es un baile en el cual, de vez en cuando hay que seguir pasos, rutinas y técnicas, pero lo importante es divertirse, disfrutar y que los demás lo disfruten.

Pues hoy sé, que estaba equivocada, que sí se necesita un guía, no es sólo seguir recetas de un libro como fórmulas que per-se harán que nuestro platillo quede bien. Aunque claro está, que ayuda que se tenga una pequeña dosis de talento innato, pero todo lo demás se aprende.

Todo esto viene a colación, pues recién terminé el curso de chef que tanto deseaba tomar y me siento muy satisfecha y feliz por ello. Fue un
a experiencia muy gratificante que gocé y exploté al máximo, conviví con chefs que resultaron buenos amigos y comprendí que hay un respeto gastronómico que se debe ganar, que la cocina no es sólo un lugar donde se preparan los alimentos, es un arte en el cual se invierten jornadas duras de trabajo, que también es un oficio muy noble y que hay que abrazarlo con la camiseta puesta y no demeritarlo nunca.

La gastronomía es para mí, una suma de artes y oficios, una mezcla mágica de olores y sabores que se involucran como en una alquimia con tradiciones y recuerdos que al final se fusionan y nos dan como resultado una invitación a disfrutar de todo ello, en un plato.

Cocinar es un asunto de imaginación, de creatividad, de invención. Es un momento un tanto místico, un acto de comunicación entre el cocinero y el comensal. Muchos de los olores nos transportan irremediablemente a la cocina de nuestra madre o abuela, a algún viaje gastronómico, a nuestra infancia, etc. Evidentemente es un arte que requiere paciencia y pasión, buena sazón, algunos principios científicos y un poco de decoración y al que los invito a acercarse, tal vez descubran como yo… que lo disfrutan enormemente!!! Así que Bon Appétit!!


A N D R E A

miércoles, junio 07, 2006

“ALEBRIJES DE OCASIÓN”


Me encanta la música. Y adoro (como todas las mujeres) las palabras lindas. Pero en mi muy particular caso, tengo mis favoritas peeero no se trata de las típicas y cursis, si no las que yo considero “musicales” o agradables, por simpáticas o juguetonas.

Desde pequeña, escribía cuentos, ensayos, poemas, y jugaba a cambiar ciertas letras de las palabras, les inventaba nombres nuevos a algunas cosas. ¿por qué llamar precisamente así y no de otra manera a los objetos? Me cuestionaba y me divertía mezclando cual alebrijes algunas palabras. Hoy solo me divierten.

Por alguna extraña razón, me costaba mucho trabajo acentuar al pronunciar algunas palabras esdrújulas, hasta que mi abuela me enseñó una canción muy larga y simpática a base de esdrújulas y santo remedio. A ella le debo el conocer los nombres de la mayoría de las flores y de muchas plantas, pues desde entonces tengo la costumbre de preguntar e investigar el nombre cuando no conozco una flor. Siempre me decía que el castellano es un idioma precioso, riquísimo, muy vasto.

Hace poco se convocó vía internet, a una votación para determinar que palabras les gustaban más a los hispanoparlantes. Pero creo que no se entendió correctamente la intención. Pienso que no se trataba de elegir a una palabra por su axiología, su semántica o aquello con que se relacionaba, si no per se, por ser una palabra hermosa.


Como era de imaginarse, entre las palabras rosas y coronadas como reinas de la belleza; se encontraba “amor” “madre” “luna”, etc.

Si me hubiesen preguntado a mí, hubiese respondido que entre las palabras hermosas, se encuentran: agapando (por su origen) azul, (por la suavidad) libélula (por musical) alebrije (por su sonido) ó colibrí (musical), etc.

Entre mi lista de palabras consentidas, (aunque no todas sean en castellano) están:


-Gárgola, Cracovia, Ucrania, incógnito, cogollo, cocona, vichysoise, escuálida, gualdra, pericoloso, friso, daquoise, pichis, barroco, gótica, y etc. Sé que es una enorme simpleza de mi parte, pero al oírlas, me arrancan una sonrisa y creo que eso se agradece siempre.

Por el momento hasta aquí escribo, o me voy a quedar sin más palabras.


ANDREA

lunes, mayo 29, 2006

Monterrey, Nuevo León, 25/05/06.

Son las 16: 00 horas, Afuera hay 38 grados celsius y ninguna nube en el cielo.

"El Rey del Cabrito" es totalmente "Kitch": Las luces de neón, rojas y azules, no resaltan tanto como los cortinajes de terciopelo que les hacen juego en cada ventana. No obstante, los comensales apenas reparan en los dos leones disecados que se enfrascan en una lucha congelada en el tiempo, o en las fotos del "rey" abrazando a Luis Mi, Thalía, Enrique Iglesias y otras celebridades que han pasado por el lugar.

Aquí, el cabrito es el que acapara la atención. He pedido una pierna acompañada de ensalada, frijoles charros y la infaltable cerveza helada ("muerta" pues'n).

La carne se deshace bajo el calor del plato de piedra en el que se sirve... Es una delicia.

Dicen que la cultura de los pueblos se define, en principio, por el grado culinario alcanzado y aquí, en "la Sultana del Norte", el plato típico consiste en poner al fuego a un pobre animalito de mansos ojos que aún no había alcanzado la mayoría de edad ("baby goat", dice el menú en inglés. Creo que suena menos cruel en castellano)

Pero sabe rico, muy rico. Es de esas comidas que se disfrutan; una oda a las calorías de origen natural y a las que no lo son tanto:

-¿Me sirve el pay de galleta Oreo, por favor?
(Sin postre, no es comida: sería apenas una botana)

Monterrey... siempre lo había visitado de trabajo pero hoy me mostró sus encantos. Hasta ahora la había considerado como una ciudad poco apta para caminar: El clima abrasador y las grandes distancias (salvadas por los "regios" gracias a imponentes vialidades que sus vehículos surcan por toda la zona conurbada) no ayudan mucho a los deseos del viandante común y corriente que desea perderse en sus entrañas.

Pero hoy, descubrí la dignidad de su barrio antiguo, la Gran Plaza y el andador "Morelos" y mi interés por esta ciudad (casi perdido ya) se reanimó.

Quizás, la próxima vez, regrese con mas gusto.....

martes, febrero 07, 2006

"LA DISTANCIA MAS CORTA..."


Hace poco escuché que la distancia más corta entre dos almas es la risa. Yo no sé si esto sea científico, no sé si en verdad es la más corta, (tenía entendido que era la línea recta) pero sí creo que es en la que más comunicación existe. Lo que sí está comprobado es que la risa alegra los corazones, anima a los enfermos a tal grado que incluso hay “médicos de la risa”, mueve no se cuantos músculos, acelera el corazón, regula nuestra respiración y es muy recomendable.


Así como debemos comer tres veces al día, dormir ocho horas diarias, incluir en nuestra alimentación frutas y verduras, lavarse las manos después de ir al baño, etc, etc, etc, debiera ser una regla cuasi obligatoria reír por lo menos diez veces al día.

Pero debe empezarse por aprender a reír de uno mismo. Ser nuestros propios críticos, ser más simples, imitar a los niños, que no nos importe si tendremos arrugas precoses, si nos vemos ridículos, pero nos hará más felices. Es muy grato encontrarnos con personas de edad avanzada, que a pesar de sus carencias, dolores, achaques, y penas, conserven un excelente sentido del humor.


Además la risa es síntoma de inteligencia. (exceptuando a la ienas desde luego) Algo que he aprendido es que si intentamos pedir cualquier cosa a nuestros semejantes, con una sonrisa en la cara, les aseguro que es mucho más probable que nos atiendan con gusto y obtengamos lo que deseamos, que con una seriedad austera digna de un monje tibetano.

Claro que es importante rodearse de gente alegre, positiva, y de ser posible yo les recomiendo casi casi les exijo, que su pareja tenga un muy buen sentido del humor, pues al final del día eso nos quedará y que mejor que reír junto con la persona que se ama no?


Así que por favor, sonrían!!


ANDREA

jueves, enero 12, 2006

"CAMPANAS AL VUELO"


Algo de místico, triste, nostálgico, dulce, romántico y sonoro envuelve el repicar de las campanas...

Las escuchamos cuando nos invade la alegría y cuando el duelo nos lastima, tintinean para gritarnos que ya es tarde, en el reloj de la iglesia o en la alcaldía.

Provoca risas en la bicicleta de aquél niño, y nos hace salivar cuando el carro de los helados las hace sonar. Las oímos en aquella escuela para salir al recreo, y también al besarse unos recién casados entre gritos de júbilo.

Se tocan también para avisarnos que el camión de la basura está cerca y para llamar al orden en una sesión, además hay quien les cuelga alguna pequeña campanita en el cuello a sus mascotas, o el pastor a sus ovejas para anunciar su presencia.

Nos son familiares en el despertador cada mañana, en las boyas para avisarnos del peligro marítimo, en los trenes que nos recuerdan su partida. En tiempos difíciles como en el toque de queda, se espera el tañer de las campanas para resguardarse. En los levantamientos sociales, se avisa al pueblo al tocarlas fuertemente.

Cuando se espera dar una buena noticia, como el haber llegado a una decisión, se echan al vuelo frenéticamente, como el día en que se eligió al Papa. En algunas casas, prefieren amarrar una campana al pórtico, en lugar de tener un timbre.

La mayoría de la gente, las relacionamos con alegría, no en vano la expresión: “se campanea” de risa, e incluso todos tenemos una “campanilla” en las anginas. Nos recuerdan la buena suerte, pues hay momentos en que las cosas se obtienen por “campanazo”. Y que me dicen de aquella sonriente compañera inseparable de Peter Pan “Campanita”...

"Las campanas nos acompañan a lo largo de nuestra vida, desde nuestra niñez hasta las postrimerías del día de nuestro funeral. Parece que su sonar no envejece, nos recuerdan que alguien las hace doblar para nosotros, pues tiene algo que decirnos, que invitarnos, que contagiarnos, que gritarnos, que pedirnos. Y nosotros que somos receptores de ese mensaje, ya decidiremos si lo tomamos o no."

-Hace no mucho tiempo, paseábamos por Reforma y admiramos una exposición escultórica con el tema de las Campanas, las había de todos tamaños, países, formas y colores. Recuerdo un feliz momento en que mágicamente me convertí en niña de nuevo y me senté en un columpio que con el vuelo hacía sonar unas campanas. Los autos pasaban casi en mis pies, y yo simplemente me dejaba llevar en mi columpio oyendo las campanas...y entonces decidí que iba a escribir pronto acerca de ellas.

Se dice que cuando se está realmente enamorado se escuchan en el corazón “campanitas”. Estoy segura que ese sonar, es quizá la voz de un ángel que dulcemente nos habla al oído...


ANDREA