domingo, octubre 16, 2005

Una Condesa con rostro de princesa...


Siempre me ha gustado la colonia Condesa.... recuerdo cuando aún no estaba de moda; me llamaban la atención los pocos restaurantes que se atrevían a sacar algunas mesas y sillas a la calle.

Luego la detesté un poco... cuando su vida noctámbula se hizo tan intensa que la plagó de coches y suciedad; de oficinistas con aires de grandeza y de juniors con inteligencias y vocabularios estridentes y limitados.

Pero hoy, mientras caminaba por sus calles, la Condesa dejó de ser un pedazo de ciudad y se volvió un pedazo de vida... de esos momentos que atesoras y transcurren en cámara lenta y con luz difuminada. De esos en los que el ruido que te rodea se vuelve un leve murmullo, lo suficientemente audible, apenas, para dotar de ambientación a la película.

Las imágenes corren alrededor de nosotros: El sushi deambulante, la gente paseando, el "turibús" repitiéndose por las mismas esquinas;

Sonidos de gaitas, ladridos de perros, risas de niños y la pandereta de las danzas rusas...

Mientras avanzamos, de escenario en escenario, el tiempo deja de caminar por un momento y empieza a escurrirse sobre nosotros, disfrazado de hojas secas que caen sin tener prisa alguna. El otoño se hace cómplice pero no quiere interrumpir...

Es un tango...el acordeón suena mientras los bailarines giran, se entrelazan, se embelesan...los contemplamos _____

____y de repente me doy cuenta que soy la envidia de aquél que yo era hasta hace unos cuantos días...