lunes, mayo 29, 2006

Monterrey, Nuevo León, 25/05/06.

Son las 16: 00 horas, Afuera hay 38 grados celsius y ninguna nube en el cielo.

"El Rey del Cabrito" es totalmente "Kitch": Las luces de neón, rojas y azules, no resaltan tanto como los cortinajes de terciopelo que les hacen juego en cada ventana. No obstante, los comensales apenas reparan en los dos leones disecados que se enfrascan en una lucha congelada en el tiempo, o en las fotos del "rey" abrazando a Luis Mi, Thalía, Enrique Iglesias y otras celebridades que han pasado por el lugar.

Aquí, el cabrito es el que acapara la atención. He pedido una pierna acompañada de ensalada, frijoles charros y la infaltable cerveza helada ("muerta" pues'n).

La carne se deshace bajo el calor del plato de piedra en el que se sirve... Es una delicia.

Dicen que la cultura de los pueblos se define, en principio, por el grado culinario alcanzado y aquí, en "la Sultana del Norte", el plato típico consiste en poner al fuego a un pobre animalito de mansos ojos que aún no había alcanzado la mayoría de edad ("baby goat", dice el menú en inglés. Creo que suena menos cruel en castellano)

Pero sabe rico, muy rico. Es de esas comidas que se disfrutan; una oda a las calorías de origen natural y a las que no lo son tanto:

-¿Me sirve el pay de galleta Oreo, por favor?
(Sin postre, no es comida: sería apenas una botana)

Monterrey... siempre lo había visitado de trabajo pero hoy me mostró sus encantos. Hasta ahora la había considerado como una ciudad poco apta para caminar: El clima abrasador y las grandes distancias (salvadas por los "regios" gracias a imponentes vialidades que sus vehículos surcan por toda la zona conurbada) no ayudan mucho a los deseos del viandante común y corriente que desea perderse en sus entrañas.

Pero hoy, descubrí la dignidad de su barrio antiguo, la Gran Plaza y el andador "Morelos" y mi interés por esta ciudad (casi perdido ya) se reanimó.

Quizás, la próxima vez, regrese con mas gusto.....