viernes, diciembre 09, 2005

BORGES Y RULFO


Quiero compartirles una cálida anéctoda, cuyos protagonistas son dos personajes que admiro mucho. No me sorprende en absoluto sus ágiles e inteligentes respuestas, en las que se denota el respeto mutuo y el afecto....Una breve plática profunda y emotiva.
Resulta que en Borges visitó México en 1973 y quería platicar con Juan Rulfo. Sus anfitriones le sugirieron un desayuno. "Pido clemencia-respondió-prefiero los atardeceres, las mañanas me derrotan, ya no tengo el brio para entregar al día lo que se merece.Solo quiero conversar con mi amigo Rulfo."
... Así que el encuentro finalmente se realizó y reproduzco la conversación, sin reclamo alguno de precisión, ya que las fuentes son vagas para permitirlo.
RULFO: Maestro, soy yo Rulfo. ¡Qué bueno que ya llegó!
BORGES: Finalmente Rulfo. Ya no puedo ver su país, pero lo puedo escuchar, y lo escucho amable. Pero no me llamé Borges, llámeme Jorge Luis.
RULFO: Qué amable, usted dígame entonces Juan.
BORGES: Le voy a ser sincero, me gusta más Juan, que Jorge Luis. Sus cuatro letras son tan breves y definitivas. La brevedad es una de mis predilecciones.
RULFO:No, eso si que no. Juan, cualquiera puede serlo, pero Jorge Luis solo Borges.
BORGES: Usted tan atento como siempre, dígame ¿cómo ha estado?
RULFO: ¿yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
BORGES: Entonces no le ha ido tan mal.
RULFO: ¿Cómo, así?
BORGES: Imagínese Don Juan, lo desdichados que seríamos si fueramos inmortales.
RULFO: Si, verdad. Después anda uno por ahí muerto, haciéndose como si estuviera vivo.
BORGES: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre era otro, secreto. Yo sospecho que se llamaba Pedro, Pedro Páramo. Yo soy pues entonces, una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
RULFO: Jorge Luis, ¡entonces ya me puedo morir en serio!
ANDREA